En este espacio partimos de la base que el pavimento marcaba mucho. Se trataba de un mosaico de Nolla que una vez restaurado aportó una personalidad increíble al espacio. La premisa estaba clara, seguir con la línea de mosaicos e intentar usar los colores que teníamos de la paleta del suelo al resto de espacios. Los mosaicos todo masa en color rojo fue la solución para todos aquellos revestimientos que se debía revestir o pavimentar.
La combinación elegida por Arquitectura G hacía destacar los dos acabados, el pavimento y el resto de parámentos alicatados. El resultado es una armonía entre pavimento y resto de superficies.
Mosaico de Nolla
2013
Arquiectura G
Barcelona
José Hevia
Casos de éxito